La OMS ha elevado a “preocupante” la amenaza que supone la nueva variante del coronavirus bautizada como ómicron, la quinta que recibe esta calificación desde el principio de la pandemia y por la que varios países europeos ya han comenzado a cerrar fronteras para protegerse. El organismo teme que las más de 30 mutaciones que acumula esta nueva forma del virus, detectada por primera vez en Sudáfrica, le permitan propagarse de forma más rápida que las conocidas hasta ahora. En respuesta, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países establecieron restricciones de viaje para los visitantes de naciones del sur de África. La Casa Blanca dijo que Estados Unidos restringirá los viajes desde Sudáfrica y otros siete países de la región a partir del lunes. Las restricciones no se aplicarán a los ciudadanos estadounidenses o a los residentes permanentes que regresan, a quienes se les seguirá exigiendo que den negativo en las pruebas diagnósticas antes de viajar. En tanto, la Unión Europea acordó ayer viernes suspender los vuelos a siete países del sur de África (Sudáfrica, Lesotho, Botswana, Zimbabue, Mozambique, Namibia y Eswatini, antes Suazilandia), como una medida para intentar contener el avance de ómicron. Asimismo, los residentes europeos que vengan de esos países y tengan derecho a ingresar a UE deberán hacerse un test pcr y guardar cuarentena. Expertos médicos, entre ellos de la OMS, pidieron que no se produjeran reacciones exageradas antes de conocer mejor la variante originada en el sur de África. En tanto, el ministro de Salud de Sudáfrica, Joe Phaahla, calificó de “injustificada, contraproducente y draconiana” la reacción de los países que adoptaron restricciones, dado que existe muy poca información científica disponible sobre ómicron. Phaahla afirmó que, aunque el miedo y la preocupación son "esperables" en esta clase de situaciones, "parte de la reacción es injustificada". |