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Los Cuentos de Encarnación - Nro.32
LA CUERDA ROTA
Hace tiempo un buen amigo me contó una historia sobre las relaciones entre las personas; me decía que están como unidas por una cuerda y que cada una sostiene un extremo de ésta, cuando hay una ofensa o cuando se hieren, la cuerda se va como socavando, como carcomiendo... hasta que se rompe.
Pero también decía que siempre está la posibilidad de que cada persona tome su extremo de la cuerda, la levante y entre los dos hagan un nudo para volver a unirse "¿Y qué pasa cuando le hacemos varios nudos a una cuerda?". Él me lo mostró, tomó un pabilo, lo rompió en varias ocasiones y lo fue atando cada vez (los invito a hacer el intento ahora si tienen cualquier hilito por ahí suelto).
"¿Ves cómo se hace más corta la cuerda? Los extremos se acercan, las personas se unen más y más. Pero cada nudo debe ser fuerte, si no lo es, la cuerda se nos desarramara en cualquier momento y no nos damos cuenta, nos perdemos. Así funciona el verdadero perdón, como un nudo fuerte que nos une a las otras personas".
No todo el mundo sabe hacer buenos nudos... y no todos sabemos perdonar. Yo creo particularmente que el perdón es una virtud que hay que cultivar y evidentemente no es algo que podamos hacer solos (la cuerda no se ata sola, se necesitan dos). También creo que no es algo fácil de hacer, pero les digo que no es imposible.
Algunos dirán que hay cosas que no se pueden perdonar, yo creo que todo tiene cabida en el corazón humano, incluso las más grandes heridas pueden sanar, pero recuerden: es un trabajo de dos. A veces incluso necesitamos ayuda extra ¡no teman pedir apoyo! Créanme, serán más felices.
Espero que leer esta historia les anime a perdonar más. Acá les dejo mi correo, por si quieren contarme algún cuentito: [email protected].
¡Hasta la próxima!
